Uno de los blogs que sigo incondicionalmente desde hace muchos años es Lorelle on WordPress. Me gusta por dos razones fundamentales: es una buenísima fuente para aprender sobre la plataforma que sostiene mi blog y Lorelle VanFossen, su autora, deja ver con claridad ese tono personal que, en mi opinión, es la característica esencial de un blog.
Lorelle VanFossen viene este año publicando una serie de posts con el título Blog Exercices, compartiendo reflexiones muy interesantes acerca del blogging. Precisamente, su entrada más reciente, What Are Your Reasons For Blogging, me ha dado mucho que pensar y me ha llevado a escribir este post.
Dice Lorelle que hay muchas razones para mantener un blog: compartir nuestras experiencias, la enseñanza, el aprendizaje, la creatividad, el dinero, la reputación, … todas esas son buenas razones para bloguear, pero para mantener los blogs se necesita algo más. ¿Y qué es eso que nos puede motivar para dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a una actividad tan absorvente como el blogging? Si no son las estadísticas, la analítica, los lectores, los comentarios, la interacción con los medios de comunicación social, la construcción de la comunidad, los ingresos, … ¿qué es, entonces?
Pero la autora de Lorelle on WordPress sitúa enseguida la flecha en el centro de la diana: en el momento en el que se espera algo a cambio del blogging, te conviertes en un perdedor. Y, según ella, pierdes mucho. Para ella, el blogging es una actividad verdaderamente altruista y generosa.
Y yo coincido plenamente con ella en que mi pasión por los blogs se determina por una combinación de mi necesidad personal por expresarme y mi determinación para ayudar a los demás a que puedan hacer lo mismo.
Es curioso lo que me ha servido este ejercicio que propone Lorelle en su blog (mirar hacia el interior de uno mismo para decirle al mundo las razones profundas por las que se bloguea) para darme cuenta de que, quizás, también en mi niñez se encuentre el origen de mi «mania» para que otros aprendan lo que yo aprendo.
Pertenezco a la generación que, en España, nació y creció en una posguerra cruda y cruel. Nos educaron con aquello de que la «letra con sangre entra» y sentencias del estilo «una guerra tendrías que pasar». Las protestas y el inconformismo se acallaban con palos. Los niños éramos incómodos y aún más si preguntabas.
Así que, probablemente, en aquél chico, que creció levantando el brazo sin saber por qué o cantando canciones sin sentido, cada mañana antes de entrar en clase, y cuya mano derecha se enrojecía con los reglazos de sus maestros (¡por eso no me gusta que me llamen maestro!), se encuentre el origen de mi afán por enseñar y aprender con los blogs.
Como Lorelle, yo acabo de confesar algo muy personal y privado sobre mí mismo y mis razones para bloguear. Es tu turno. Que el mundo sepa por qué es tan importante bloguear para ti y hasta qué punto marca la diferencia en tu vida.
[foto feature vista en Gente del Puerto]
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