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«Siempre dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad tienes que cambiarlas tú mismo». – Andy Warhol
La estudiante de MBA de Harvard de 2013, Diana Kimball , en una entrevista en la CBC radio, habló sobre la codificación como una forma de arte. Diana afirmaba que la mayoría de la gente abandona la codificación porque se suele percibir como un «trabajo manual» en lugar de una forma creativa de interactuar con los datos. Aunque la propia Diana admitía que una parte es solo trabajo, para ella las otras partes eran «un diálogo entre tú y tu imaginación, y un diálogo con los usuarios reales o imaginarios de lo que estás creando: un sitio web, un juego o una aplicación». Es como escribir un poema: una forma mediante la cual intercambias tus pensamientos e imaginación con los de tus lectores. [Fuente: Code is Poetry]
Aprendí a programar en el segundo curso de mi carrera universitaria de informática. Y, realmente, me enamoré de ese arte de escribir instrucciones, en distintos lenguajes (Ensamblador, Fortran, Algol, Pascal, Ada, etc.), con el fin de hacer trabajar a los ordenadores con aplicaciones útiles para las personas. Aunque, por ejemplo, Pascal fue creado por Niklaus Wirth entre los años 1968 y 1969, y publicado en 1970; yo lo estudié a principios de la década de los 80. Y fue nuestro profesor de programación quien nos transmitió su pasión por programar y quien nos hizo ver la trascendencia de codificar bien. Porque antes de 1968 los lenguajes de programación podían llevarte a codificar mal y fue Niklaus Wirth quien promovió los principios de la “programación estructurada”, sobre todo en el ámbito académico, descartando -sin ir más lejos- la instrucción “Go to”, la causante de lo que se llamaba la programación “spaghetti”.
La programación estructurada, surgida en la década de los 60 y postulada -entre otros- por Edsger Dijkstra dio lugar al lenguaje Algol y es un paradigma de programación orientado a mejorar la claridad, calidad y tiempo de desarrollo de un programa de computadora recurriendo únicamente a subrutinas y a tres estructuras de control básicas: secuencia, selección (if y switch) e iteración (bucles for y while);
Mis primeros billetes los gané dando clases particulares de programación, siendo todavía estudiante universitario. Y, luego, mi vida laboral estuvo ligada fuertemente al desarrollo de aplicaciones para grandes ordenadores (mainframes). En Telefónica tuve la oportunidad de diseñar, codificar e implementar sistemas complejos, destacando principalmente dos: una interfaz para interactuar con el robot de montaje de cintas magnéticas y un sistema de automatización de todas las transmisiones entre los ordenadores (mainframes y unix) de la empresa (internas y externas) usando varios productos distintos de transferencia de ficheros.
Mi proyecto fin de carrera fue sobre Karel, un sistema muy simple para enseñar a programar, creando una interfaz escrita en Pascal.
Cuando empecé con los blogs, enseguida sentí la necesidad de desarrollar mi propio sistema de publicación, surgiendo así “Blogpocket” (el blog de bolsillo, seguramente en una mala traducción, aunque sonaba mejor que PocketBlog ?), una aplicación en PHP propia y que usé durante un par de años hasta que me pasé a Movable Type y después a WordPress.
Luego colaboré con Gemma Ferreres (de Tintachina.com) para llevar a cabo las dos primeras encuestas anuales que se hicieron en España con el fin de conocer el comportamiento de los bloggers y lectores de blogs (2004 y 2005). Mi parte fue, como no, programarlo en PHP para proporcionar una herramienta online que permitiera realizar las encuestas fácilmente.
Siempre me ha gustado programar. Y no lo he dejado de hacer, en mayor o menor medida, fuera de mi vida laboral. Durante estos casi 23 años de Blogpocket (el próximo 25 de enero es el 23º aniversario), mi ocupación no solo ha sido publicar contenidos relacionados con el blogging, sino también crear métodos de trabajo para crear sitios web de WordPress optimizados y desarrollar snippets, plugins o temas relacionados con ello. Formacio.artxtu.com, el sitio web de Mireia Puente, es un ejemplo, en el que por debajo del sitio hay una pequeña implementación codificada para hablarse con el plugin ACF y poder así construir una base de datos de tipos de datos personalizados. Otro ejemplo fue, a principios de 2020, el tema Blogpocket Nineteen, una propuesta para personalizar el front-end de un sitio web de WordPress empleando exclusivamente los bloques del editor (Gutenberg).
Así, no es de extrañar que en cuanto supe de ChatGPT, en noviembre de 2022, me interesase por la manera de interactuar desde código, surgiendo de esa manera WP A DAY, un podcast hecho con IA. Y tampoco es ningún misterio, que tras todo mi bagaje no tenga ningún miedo a la inteligencia artificial generativa que no deja de ser, a fin de cuentas, un programa muy sofisticado. Quién nos iba a decir a los estudiantes de la carrera universitaria de informática que lo que veíamos en aquella asignatura teórica de Inteligencia Artificial, a mediados de la década de los 80, se iba a materializar algún día en algo práctico y tangible.
Y sí, yo también pienso como aquella chica estudiante de MBA de Harvard en 2013, el código es poesía.
PD. “Code is poetry” es un lema utilizado en WordPress que sugiere la idea de que el software de código abierto que hay debajo de la plataforma se ha escrito con arte y mimo, y que el código, como la poesía, es una forma de expresión que puede ser hermosa y elegante, pero poderosa y significativa. La frase se utiliza a menudo para expresar la idea de que escribir código es una forma de arte y que un buen código debe ser tan agradable desde el punto de vista estético como un poema.
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