A partir de 1976, con apenas 17 años me dediqué a plasmar con lápiz y rotulador lo que, en aquel entonces, creía que eran simplemente ideas sin ningún fundamento. Sin formación artística ninguna, y únicamente con la pasión con la que hoy sigo pintando y dibujando; rellené unas cuantas cuartillas. Viendo hoy aquellas viejas ilustraciones, la mayoría de carácter tenebroso, me doy cuenta de que tenía la necesidad de expresar alguna inquietud interior. Hacia 1980, evolucioné a dibujar cómics con una temática menos oscura y más acorde a los tiempos de transición que se vivían en España. Superada, por el tiempo, aquella etapa juvenil; he querido recuperar aquellas pequeñas piezas de artwork e incluirlas en collages digitales donde los dibujos de entonces son observados ahora, en salas de arte, museos o exposiciones. Como si exaltando aquellos dibujos, exorcizáramos demonios de antaño, liberándonos de pesadillas, traumas y malos recuerdos.