Capítulo 7: Año 2160, la última frontera

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X-2506 en el frío y sombrío búnker, contemplando la decisión que está a punto de tomar junto a la imponente Máquina del Tiempo. La escena refleja el peso de su misión y el sacrificio que está dispuesto a hacer.
X-2506 en el frío y sombrío búnker, contemplando la decisión que está a punto de tomar junto a la imponente Máquina del Tiempo

[Un día antes de la destrucción de la Máquina] Aquí estoy, en este cuarto helado, mirando a la máquina, tratando de ignorar el temblor en mis manos. Debería sentirme preparado. He planeado esto hasta en los más pequeños detalles, mucho antes de que ella apareciera en mi vida y sembrara dudas en mi cabeza.

Mañana, a las 00:00 en punto, activaré el dispositivo y cruzaré al pasado, a 1996, cuando todavía hay una oportunidad de salvar el futuro. Parece sencillo si lo digo en voz alta, pero si me detengo demasiado en lo que implica, empiezo a notar cómo el corazón me late demasiado rápido. He llegado hasta aquí con la convicción de que solo yo puedo cambiar las cosas. Solo yo he tenido la paciencia y la determinación para estudiar cada línea, cada registro de mis antepasados, hasta armar un plan. Y claro, hay una parte de mí que sabe que nadie más sería capaz de hacerlo.

Dejo escapar una risa breve y amarga, apenas un susurro que se desvanece en la soledad del cuarto. Es que, en el fondo, sé que tengo razón. Nadie más podría llevar esto adelante. El problema, si es que puede llamarse problema, es ella. Ella y su insistente manía de colarse en mis pensamientos, de aparecer en cada rincón de mis decisiones, cada vez más, desde que la conocí.

Y-2808, con su fuerza, con esa mirada que parece atravesarlo todo. Logró mantenerme a distancia de todos, excepto de ella. Y ahora siento que la estoy traicionando, como si mis decisiones fueran una bofetada a lo que ella representa. Es absurdo, lo sé. Ella ni siquiera tiene idea de mis intenciones, y si la conociera mejor… tal vez la perspectiva de un mundo sin las consecuencias de la guerra también le resultaría deseable. Pero claro, yo no soy el tipo de hombre que se arrodilla ante una mujer, ni siquiera ante una causa. Mi misión va más allá de lo que otros puedan entender, y hasta cierto punto, me gusta esa distancia.

Me doy cuenta de que estoy caminando de un lado a otro, un mal hábito que se intensifica cuando empiezo a dudar de mis propias decisiones. No puedo permitir que un sentimiento, por real que sea, desmorone los cimientos de mi propósito. Tal vez es cobardía. O tal vez es la única valentía que me queda: sacrificar lo único que podría hacerme renunciar.

Miro de nueva la Máquina, su estructura imponente y fría, y me pregunto si ella alguna vez sospecharía que este es mi destino. Que detrás de esta fachada solitaria y áspera hay un hombre que sueña con un futuro diferente, aunque me cueste admitirlo incluso a mí mismo. Un futuro donde la tecnología no esté prohibida y la gente no trabaje hasta desfallecer solo para recibir una porción de alimento y un rincón lúgubre donde descansar. Donde no haya un puñado de intocables controlando cada resquicio de la vida, el tiempo y el pasado mismo.

Mañana a medianoche, todo cambiará. Me pregunto si, en el fondo, Y-2808 alguna vez comprendería por qué decidí dar este paso. Pero sé que no debo detenerme en esas preguntas; sé que cualquier momento de debilidad me podría costar caro. Ella seguirá aquí, en este búnker opresivo, sin conocer mis verdaderas razones. Tal vez la conozca bien, pero nunca entenderá completamente el sacrificio que esto representa para mí.

El reloj marca el final de otro día, y yo, solo en este cuarto, con un pie en el futuro y otro a punto de cruzar al pasado, hago lo único que sé hacer: esperar. Mañana todo será diferente. Y yo, como siempre, estaré preparado para afrontarlo.

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